Más allá del umbral de la casa se hallaba el bosque denso y oscuro que, naturalmente, estaba poblado por espíritus de todo tipo, en su mayoría malignos. El más común era el Leschi, espíritu diabólico con un solo ojo o genio de los bosques que se divertía extraviando a las personas, que parecían así en las profundidades del bosque. Adoptaba la forma de una criatura con aspecto de árbol, aunque solía ser invisible sus cánticos o silbidos guiaban a los viajeros hasta su perdición.
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