Comienzos del segundo milenio a.C. algunas tribus amoritas de habla semítica se establecieron en el sur de Siria y en la región de cuenca medi del Éufrates y constituyeron un estado bajo el mando de Hammurabi, que hizo de la ciudad de Babilonia su capital (siglo XVIII a.C.).
Como en el caso de la precedente civilización sumeria, ésta seguía siendo urbana y de carácter burocrático, basada en la agricultura del regadío y en el comercio. La mayoría de sus instituciones anteriores, especialmente los templos, se mantuvieron. La lengua babilónica, escrita en caracteres cuneiformes, se convirtió en un vehículo de comunicación internacional a mediados del segundo milenio a.C., y los escribas babilónicos se emplearon en los centros urbanos más importantes del antiguo Oriente Próximo, desde Egipto hasta Anatolia. Ello difundió la cultura escrita mesopotámica en un área muy vasta.
Babilonia se convirtió en una de las potencias del primer milenio a.C., en especial durante el reino de Nabucondonosor II, que siguió a la derrota del Imperio Asirio.