En 1961, el presidente de EE.UU John F. Kennedy, anunció que antes que acabara la década un astronauta estadounidense aterrizaría en la Luna. Sin embargo, todavía se sabía muy poco sobre la superficie lunar y ningún astronauta de EE.UU se había puesto todavía en órbita. Para determinar si una nave podía aterrizar y sin riesgo de la superficie de nuestro satélite se mandaron en total 13 sondas: las Ranger, las Surveyor y las Lunar Orbiter.
LAS SONDAS RANGER
Entre 1961 y 1965 se lanzaron las sondas Ranger, destinadas a la superficie de la Luna. Las tres primeras no llegaron a su destino, y la cuarta se estrelló y no pudo transmitir imágenes. Tras dos misiones más sin éxito, las sondas Ranger 7, 8 y 9 completaron sus misiones y obtuvieron imágenes detalladas de la Luna que permitieron a los responsables del programa a Apob escoger los lugares de alunizaje mas adecuados. Para determinar posibles lugares de aterrizaje del Apolo hicieron falta mapas y acotamientos topográficos.
LAS SONDAS LUNAR ORBITER
Entre los meses de agosto de 1966 y 1967 se pusieron en órbita alrededor de la Luna cinco sodas Lunar-Orbiter, que transmitieron fotografías detalladas de la superficie del satélite, también midieron los niveles de radiación y polvo lunar, y las dos últimas describieron una órbita polar. Las imágenes de las sondas Lunar Orbiter se utilizaron como punto de referencia para los primeros mapas lunares.
LA SERIE SURVEYOR
Entre junio de 1966 y enero de 1968 cinco sondas Surveyor lograron realizar aterrizajes amortiguados en la superficie lunar. Se dedicaron a analizar el suelo del satélite para determinar su composición y su adecuación para el alunizaje de las misiones Apolo. Todas las sondas de la serie transmitieron información e imágenes sobre los posibles lugares de alunizaje. En noviembre de 1969, el Apolo 12 alunizó a 180 m de la Surveyor 3 y los astronautas recogieron algunos componentes para llevarlos a la Tierra y analizarlos.