En los mitos celtas abunda la magia, que tiene ciertas funciones narrativas. Por lo general se utiliza para escapar. Erain y Midir huyen del palacio de Eochaid en forma de cisnes, mientras que Diarmaid y Grainne escapan de los cazadores de Finn sirviéndose del mágico manto de la invisibilidad de Oengus. La magia también se utiliza para engañar, como en los casos de Cu Roi y Sir Bartilek, que son mágicamente transformados en gigantes irreconocibles por el fuego de la decapitación. Héroes y ogros tienen con frecuencia poderes mágicos que confirman su grandeza y su poder. Finn goza de capacidad de conocer el futuro, mientras que Balor tiene un ojo mágico cuya mirada es letal.
El hechizo o encantamiento se produce de muchas formas y se utiliza sobre todo al servicio del amor. Oisin es hechizado por la belleza de Naim; una poción mágica es el recurso de Tristán e Isolda; Diarmaid es hechizado por Grainne; mientras que Naoise es encantado por Deirdre. De lugares como arboladas, manantiales y estanques se dicen que están hechizados y que son entradas al otro mundo. Merlín cae bajo el ensalmo de Viviana en el bosque de Broceliande, mientras que Arturo obtiene su espada encantada en un lago.