Espíritu de los caminos, la Vila era semejante a la Rusalka o ninfa de las aguas, mujer eternamente joven y encantadora con largas y hermosas trenzas. Solía ser una muchacha que había muerto sin bautizar (creencia cristiana) o que había sido rechazada por su prometido, o sencillamente que era "coqueta" y cuya alma vagaba entre el cielo y la tierra. Se aparecía normalmente por la noche para cantar y bailar, causando la muerte de cualquier ser humano que la viera.