Una noche, la reina Medb de Connacht y su marido, Ailill, se hallaban acostados y se jactaban de sus posesiones. Estaban casi igualados, estaban casi igualados, salvo por Finnbenach, el gran toro de cuernos blancos que era propiedad de Ailill. Medb buscó en vano en sus tierras un animal semejante hasta que oyó hablar de Donn, el magnífico toro marrón de Ulster que era propiedad de Daire mac Fiachniu. Daire estaba dispuesta a prestárselo a Mebd durante un año si esta se le hacía una oferta generosa, pero al embriagarse los enviados de la reina supo por ellos que pretendían hacerse con el animal con o sin su permiso. De modo que se negó a cooperar y escondió el toro.
Al oír las noticias Mebd palideció y animó a Ailill a invadir a Ulster para apoderarse del toro marrón. Reunieron una gran fuerza de la que formaba parte una tropa bien disciplinada procedente de Leinster. La maléfica Mebd, envidiosa de esa tropa, planeó devolverlos a su país a matarlos. Pero prevaleció la sensatez del consejo, que la recomendó repartir dicha tropa entre el resto de su ejército para extender su influencia positiva. A continuación tuvo lugar un feroz combate entre las fuerzas de Connacht y las del rey Conchobar de Ulster en el que se enfrentaron familiares y viejos amigos. Durante mucho tiempo el gran guerrero Cuchulainn combatió al ejército de Connacht con una sola mano, pues era el único héroe de Ulster a quien no afectaba una maldición que debilitaba periódicamente a los hombre del país. Mebd no logró derrotarle con trucos y trampas, por lo que Cuchalainn mató a muchos de sus hombres, unos enviados a batirse en combate singular y otros que le atacaron en grupos de cien. Finalmente, los hombres de Ulster recuperaron sus fuerzas y, corriendo en ayuda de Cuchalainn, derrotaron al ejército de Medb.
Mientras tanto, los exploradores de Mebd habían encontrado al toro de Donn y le habían conducido de vuelta a Connacht junto con cincuenta terneras del rebaño de Daire que le seguían. Cuando el toro marrón se encontró con el animal de cuernos blancos de Ailill, inmediatamente se enfrentaron. Las enormes bestias bajaron su cornamenta y se batieron en tremenda lucha, desbocándose por toda Irlanda. Finalmente se vio que el toro marrón galopaba victorioso de la vuelta al Ulster, diseminando las entrañas de Finnbenach por la llanura. Pero Donn que estaba exhausto y mortalmente herido, murió al poco tiempo. De modo que en el plazo de un mes murieron miles de hombres por un capricho abusivo y ninguna de las partes se quedó con el gran toro.