Los celtas se cuentan entre los grandes pueblos fundadores de Europa. Siglos antes del Imperio Romano los reinos celtas ocupaban gran parte de Europa al norte de los Alpes. En su periodo de máxima expansión, entre los siglos V y III a.C., su mundo se extendía desde Irlanda y ciertas partes de la Península Ibérica en el oste hasta el centro de Turquía en el este.
Solía creerse que los celtas invadieron Europa occidental en algún momento del segundo milenio a.C. Actualmente se considera, de modo más verosímil y menos aparatoso, que los pueblos que habitan la región desde hacía miles de años fueron adoptando de modo gradual las características que denominaos célticas.
Los celtas no eran un grupo unificado y consciente de su identidad étnica. No formaban un imperio. Su mundo era un mosaico de jefaturas y familias extensas sumamente diversas y ligadas por poco más que una lengua y una cultura comunes. Con todo, estos pueblos en apariencia desorganizadas dominaron Europa durante 500 años hasta ser conquistados por los romanos, tras lo cual se dirigierona a los márgenes del mundo conocido: Irlanda, Gales, Escocia, Cornuealles y Bretaña.
LOS CELTAS EN LA HISTORIA
Las raíces celtas proceden de la cultura Hallstatt, extendida por Europa central entre los siglos XIII y V a.C., este nombre procede del lugar llamado Hallstatt, en Austria, donde se hicieron importantes descubrimientos de objetos que datan de dicho periodo. En el siglo V a.C. sucedieron a los principales de Hallstatt las opulentas sociedades guerreras de habla celta procedentes del norte, que desarrollaron la cultura material llamada la La Tène, punto culminante de la cultura celta.
Hacia 400 a.C. los celtas empezaron a extenderse al sur de los Alpes para instalarse en el norte de Italia. Otros se dirigieron al este a lo largo del Danubio, desde donde un siglo más tarde invadieron Grecia y Asia Menor. Pero hacia finales del siglo III a.C. cambiaron las tormas, al hacerse más fuerte la resistencia de los romanos en el sur, de los germanos en el norte y de los dacios en el este. Durante los dos siglos siguientes los romanos conquistaron plazas fortificadas celtas, de modo que en el siglo I d.C. sólo Irlanda y algunas partes de Gran Bretaña seguían siendo verdaderemente celtas.
Los celtas, incluidos los del margen céltico, adoptaron el cristianismo en tiempo de los romanos. Tras la caída de Roma en el siglo V d.C., los antiguos territorios celtas quedaron bajo el poder germánico. De todos modos, en Irlanda y en algunas partes de Gran Bretaña entre los siglos VI y VIII se produjo resurgir de la cultura celta.
FUENTES
Los celtas paganos no dejaron documentos escritos. Sus leyes, tradiciones y creencias religiosas eran de transmisión oral. En consecuencia nuestro conocimiento de su cultura se basa en los testimonios de observadores de la Grecia y la Roma clásicas, en restos arqueológicos y en textos irlandeses y galeses posteriores.
Inicialmente los antiguos no comprendían las costumbres de los celtas, y posteriormente necesitaron excusas para conquistarlos y "civilizarlos". Por ello no es de fiar el retrato que hicieron de ellos como bárbaros temibles e indisciplinados que buscaban la gloria en la guerra y se entregaban a ritos desagradables. En cualquier caso, la arqueología ha confirmado alguna de sus observaciones. Además la arqueología ha descubierto a partir de artefactos e inscripciones romano-celtas, muchas cosas sobre la vida celta que los clásicos no mencionaban. Dichos descubrimientos muestran que los celtas eran un pueblo inteligente, completo, opulento cuyo arte y habilidades técnicas no tenían parangón en la Europa prehistórica.
Los textos irlandeses y galese se redactaron mucho más tarde, en asentamientos cristianos posteriores al mundo romano, y sólo se refieren a regiones geográficas respecto a la Europa céltica preromana. Por ello su cultura se limita a contribuir a que nos hagamos una idea filedigna de la mitología de los celtas paganos. De todos modos, estos textos son por sí mismo de gran interés y nos proporcionan valiosas informaciones, especialmente en lo referente a las tradiciones mitológicas que inspirarían la gran literatura artúrica de la Europa medieval.
FESTIVIDADES RELIGIOSAS
Las principales festividades religiosas célticas, que tienen una presencia destacada en la mitología, tenían lugar cuatro días al año. La víspera del 1 de febrero recibía el nombre de Imbolc. Estaba consagrado a Brigit, diosa de la fertilidad, y marcaba el momento de amamantar a los corderos. De ahí que posteriormente fuera recogida por los cristianos como festividad de Santa Brígida.
En la festividad de Beltaine, la víspera del 1 de mayo, el pueblo encendía hogueras y honraba al dios Bel. Era uan divinidad de la vida y de la muerte y su festividad se consideraba una purificación o reinicio. Bajo el cristianismo se convirtió en la fiesta de San Juan Bautista.
La tercera festividad era Lughasa, que los cristianos llamaron Lammas. Estaba dedicaba al dios sol, Lugh, y conmemoveraba a su madre adoptiva, Tailtu; tenía lugar en agosto.
Samain se celebra el 31 de octubre por la tarde y marcaba el final del año pastoral y el inicio del siguiente. Era el único periodo en que los espíritus del otro mundo se hacían visibles a los hombres. Con la llegada del cristianismo esta celebración se convirtió en la fiesta de la cosecha, que ha llegado hasta nosotros con el nombre de Halloween.
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