AÑO: 2010
DURACIÓN: 125 Min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Joseph Kosinski
GUIÓN: Adam Horowitz, Richard Jeffereis, Edward Kitsis, Brian Klugman, Steven Lisberger, Lee Sternthal
MÚSICA: Daft Punk
FOTOGRAFÍA: Claudio Miranda
REPARTO: Jeff Bridges, Olivia Wilde, Michael Sheen, Garrett Hedlund, James Frain, Bruce Boxleitner, Beau Garrett, Serinda Swan, Yaya DaCosta, Amy Esterle, Brandon Jay McLaren, Elizabeth Mathis, Michale Teigen, Steven Lisberger, Owen Best
PRODUCTORA: Walt Disney Pictures
Cuando Sam Flynn (Garrett Hedlund), programador experto en tecnología de 27 años e hijo de Kevin Flynn (Jeff Bridges), investiga la desaparición de su padre, se encuentra de repente inmerso en un peligroso viaje y salvaje mundo surreal donde existen feroces luchas a muerte, un lugar paralelo donde su padre ha estado viviendo durante 25 años. Con la ayuda de una joven (Olivia Wilde), padre e hijo se embarcarán en un viaje a vida o muerte a través de un universo cibernético, que con el tiempo se ha convertido en mucho más avanzado y peligroso.
Han tenido que pasar 28 años para realizar la secuela de Tron, obra de culto de los ochenta que supuso todo un avance en la animación digital. El tiempo ha pasado y estrafalario argumento se ha convertido en una utopia que internet ha sabido explotar en los últimos años. Ahora intruducir elementos como programador, juegos en red y un avatar son terminologías que aplicamos con cierta normalidad, salvando las distancias con lo que propone la película, que sigue siendo ciencia ficción.
La secuela de Tron está dirigido por debutane Joseph Kosinski, cuya labor es notable pero sin ser brillante, deja buenas sensaciones como director. El guión es la part más floja de la película, dejando a medias las posibilidades de su argumento sin por ello explotar definitivamente, los personajes son más planos de lo deseado, y el desarrollo es algo lento. El reparto esta bien, pero no destaca nadie, exceptuando a Jeff Bridges y Michael Sheen. El diseño de producción es de elogiar, y la banda sonora es formidable.
Técnicamente estamos ante una obra deslumbrante, a años luz de su predecesora. La tecnología aplicada a Tron Legacy es espectacular, usando lo último en efectos digitales junto con el sistema de rodaje en 3D, aunque siempre que se vea en un cine Imax y no en una pantalla convencional. Los efectos digitales son de vanguardia, no innova pero evoluciona.
Tron Legacy no innova, ni aporta algo nuevo. Todo lo que aparece lo pudimos ver en su primera parte: Las motos de luz, los combates con el disco y la creación de un ciberespacio son mejorados técnicamente en su secuela, artísticamente estamos ante una obra que rinde homenaje a si misma y a los implicados en ella.
Si Tron ha influenciado los videojuegos en los últimos 20 años, Tron legacy está claramente influenciada por los videojuegos que fueron inspirados por su predecesora.
La base argumental de Tron Legacy parte de la esencia de la busqueda da un hijo perdido en busca de su padre desaparecido. El argumento también explota, al igual que hiciera su predecesora, la pseudifilosofía de la inteligencia artificial, el destino y la ilimitada imaginación del ser humano para crear nuevos mundos.
Tron y Tron Legacy son como dos piezas que encajan pero nada tiene que ver la una con la otra, cambia el rumbo y se fija en Kevin Flynn como eje principal de la obra: La lucha interna, la redención con su hijo y la confrontación con una versión más joven de si mismo. Cabe destacar a un joven Jeff Bridges, digitalizado para la ocasión.
En resumen, Tron Legacy es una notable película, entretenida y con unos espectaculares efectos visuales. La dirección de Kosinski es correcta, el guión con una buena base argumental no explota todas las posibilidades, por lo que deja una sensación de frustación. El reparto cumple con sus respectivos roles. Sin ser perfecta, es una buena recomendación.
Tron y Tron Legacy son como dos piezas que encajan pero nada tiene que ver la una con la otra, cambia el rumbo y se fija en Kevin Flynn como eje principal de la obra: La lucha interna, la redención con su hijo y la confrontación con una versión más joven de si mismo. Cabe destacar a un joven Jeff Bridges, digitalizado para la ocasión.
En resumen, Tron Legacy es una notable película, entretenida y con unos espectaculares efectos visuales. La dirección de Kosinski es correcta, el guión con una buena base argumental no explota todas las posibilidades, por lo que deja una sensación de frustación. El reparto cumple con sus respectivos roles. Sin ser perfecta, es una buena recomendación.
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