Las salas de cine fueron construidas para alvergar a un grupo de personas ante un acontecimiento, un evento visual y sonoro en forma de espectaculo. Nacia un nuevo arte, pero con el paso del tiempo y las tecnologías han ido reduciendo esas salas de cine a los salones de nuestros hogares.
El séptimo arte, todo lo que le envuelve: miramos la pantalla luminosa mientras comemos palomitas y escuchamos el sonido ambiental, la reacción del público ante ciertos estímulos... todo este concepto desparecerá dentro de unos años, el impulso de ver en solitario una película está siendo algo habitual.
Ante la aparcición la tecnología 3D, ya que el cine IMAX no ha sido bien explotado, sigue habiendo películas que son un reclamo para que las masas se agrupen para asisitir a una proyección en el cine, y así, de alguna manera sobreviva un antiguo concepto que se resiste a morir, mientras cada año se espécula con datos sobre si sigue siendo rentable el cine, el consumo rápido para que las nuevas tecnologías lleguen a nuestros hogares, ya que son un reclamo para ganar dinero rápidamente sin preocuparse por los efectos colaterales.
Va bien, pero la hora falla un poco
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