jueves, 21 de octubre de 2010

TRILOGÍA MILLENNIUM: LA CHICA QUE SOÑABA CON UNA CERILLA Y UN BIDÓN DE GASOLINA


TÍTULO ORIGINAL: Flickan som lekte med elden (The Girl Who Played with Fire)
AÑO: 2009
DURACIÓN: 129 Min.
PAÍS: Suecia
DIRECTOR: Daniel Alfredson
GUIÓN: Stieg Larsson
MÚSICA: Jacob Groth
FOTOGRAFÍA: Peter Mokrosinki
REPARTO: Noomi Rapace, Michael Nyquist, Lena Endre, Georgi Staykov, Per Oscarsson, Sofia Ledarp, Hans Aldredson, Annika Hallin, Micke Spreitz, Paolo Roberto
PRODUCTORA: Yellow Bird Films / Nordisk Film / ZDZ Entreprises / Sveriges Television

SINOPSIS
Lisbeth Salander es la mujer más buscada del país. Dos colaboradores de Millennium, a punto de sacar a la luz un escándolo sobre el comercio sexual en Suecia, han sido brutalmente asesinados y las huella de Lisbeth están en el arma homicida, lo que añadido a su historial de comportamiento vengativo e impredecible, la convierten oficialmente en un peligro para la sociedad. Sin embargo, nadie puede encontrarla. Mientras Michael Blomkvist, editor jefe de Millennium, no cree lo que se dice en las noticias y sabiendo que Salander es feroz cuando se siente amenazada, está desesperado por encontrarla antes de que la acorralen. A medida que encaja las piezas del puzzle, Blomkvist se enfrentará a peligrosos criminales incluyendo al gigante rubio, un temible y enorme matón incapaz de sentir dolor. Blomkvist saca también a la luz algunos datos desgarradores sobre el pasado de Salander. Puesta en manos de instituciones psiquiátricas desde los 12 años y declarada legalmente incapacitada a los 18, es una joven deshecha y confundida producto de un sistema injusto y corrupto. Sin embargo, Lisbeth es más un ángel vengador que una víctima indefensa, y arremete con justa ira sobre los que la han herido.




COMENTARIO
Segunda parte de la "Trilogía Millennium" que se inición con "Los hombres que no amaban a las mujeres". En esta segunda parte titulada "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina" se centra en el personaje de Lisbeth Salander, cuyo oscuro pasado fue revelado ligeramente en su predecesora a través de flashbacks.
Daniel Alfredson sustituye en la silla del director a Niels Arden Oplev, el resultado de la dirección deja mucho que desear, mostrando un bajón en cuanto al nivel estructural de las escenas, con una clara dejadez y falta de intensidad. El guión muestra una historia compleja, pero el espectador se pierde ante tanta información, y mostrando personajes secundarios poco desarrollados. Técnicamente sigue siendo intachable, mostrando un excelente diseño de producción sin ser una supreproducción hollywoodiense. El reparto cumple a la perfección sus roles.



LISBETH SALANDER
Esta segunda parte de la trilogía profundiza en la historia de Lisbeth Salander. El personaje se muestra como una mujer que ha sido maltratada por la sociedad y las insituciones. Complejo y fascinante, Lisbeth arremete contra los criminales con tácticas poco ortodoxas, devolviendo a los agresores el castigo que infringen. Convertida en un ícono popular del nuevo siglo, es todo un referente de cara al futuro como personaje conflictivo.
Noomi Rapace se reafirma en el papel de Lisbeth Salander, mostrando una excelente labor interpretativa.


CINE NEGRO, THRILLER SUECO
La segunda parte de Millennium muestra el cine negro y el thriller notablemente. Que su argumento trate sobre la explotación de mujeres; prostitución y trata de blancas, es un apuesta valiente. No hay muchas películas que traten temas serios y al mismo tiempo sean envueltos en una trama que involucra la corrupción y la investigación criminal, por supuesto la manipulación de los medios por parte de los estamentos gubernamentales.

Esta segunda parte de "Millennium" demuestra el buen estado de forma de las producciones suecas, siendo una alternativa creativa a las producciones europeas; franceses, españoles e ingleses, y las provenientes de Hollywood en un claro estado de degradación creativa.



En resumen, "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina" es una notable thriller con aroma a cine negro. La floja dirección de Alfredson conlleva un bajón comparado con su predecesora. De todas formas, la obra es una segura recomendación gracias a su calidad técnica e interpretativa.



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